¿Cómo preparar a los estudiantes para un futuro incierto? En el panel Transformación de las políticas educativas: Retos y oportunidades para el futuro del trabajo de IFE Conference 2025, Mercedes Miguel fue contundente: el sistema educativo necesita un cambio profundo y la formación docente es la clave.
“El primer gran desafío con el que nos encontramos en el sistema educativo es cómo adaptarnos al cambio. El mundo se está transformando, ¿por qué la profesión docente no ameritaría ser renovada?”, preguntó la ministra.
Formar a los que forman
Para la funcionaria, el rediseño de la formación docente es una prioridad. “Los jóvenes que hoy eligen enseñar tienen que estar formados para una nueva escuela. Y los que ya están en ejercicio, deben ser acompañados en este nuevo desafío”, dijo en el evento en Tecnológico de Monterrey.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, este enfoque se materializa a través del plan estratégico Buenos Aires Aprende, que busca poner el aprendizaje en el centro de toda política educativa.
Según explicó Miguel, una de las principales apuestas dentro de este programa es recuperar la alfabetización y reforzar la enseñanza del pensamiento crítico, matemático y de las principales habilidades desde el nivel inicial hasta la transición a la universidad y el mundo del trabajo.

Mercado laboral y educación, una brecha por cerrar
Miguel también advirtió sobre la desconexión entre el sistema educativo y las demandas del mercado laboral. “Creo que insistimos en resolver una situación con soluciones que no tienen nada que ver con el contexto actual. Un problema complejo amerita soluciones complejas”, sostuvo.
“En qué momento el sistema educativo pretende formar a una persona con resiliencia, capacidad de resolver problemas, oralidad, compartir el trabajo con otros, si los estudiantes se pasan toda la escolaridad sentados en un banco escuchando a un adulto?”, cuestionó.
"Es tiempo de abrir nuestras cabezas, de ser humildes, de sumar gente de distintas disciplinas para pensar algo tan complejo como es preparar a los niños que hoy están en primer grado de la escuela y que van a egresar en 2037", añadió.
Para resolver esta brecha, dijo, es necesario salir de la zona de confort. “Tomar decisiones complejas, incómodas, tener discusiones difíciles. Alguien tiene que sentarse en la mesa y decir: hay que hacer algo. Y creo que ese debe ser el Ministerio de Educación, con líderes dispuestos a tener conversaciones complejas. Si no, no podemos resolver este problema”, sentenció.
Nuevas dinámicas para una nueva educación
“Un docente solo en el aula, formado hace veinte años, ¿cómo hace para enseñarle a a un estudiante que tiene otra mentalidad? Que quiere más, que no soporta escuchar 45 minutos de clase y luego otros 45 y otros 45”, planteó la ministra.
Desde su perspectiva, el desafío es comprender cómo se aprende hoy y generar espacios de innovación y creatividad compartida. “Necesitamos muchas cabezas que nos ayuden a pensar mejor”, dijo.
Formar personas, no solo trabajadores
Finalmente, subrayó que el propósito último del sistema educativo es formar seres humanos con todas sus complejidades. “El bienestar emocional es parte de nuestro plan estratégico. La educación debe ayudar a los niños a ser capaces de elegir. No hay nada peor que un niño que se decreta a sí mismo incapaz de aprender. No debemos perder nunca la pasión por seguir aprendiendo todo el tiempo”, concluyó.