La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte que la salud mental se ha convertido en uno de los principales desafíos para la educación superior a nivel global.
En su nuevo informe Trends Shaping Education 2025, señala que las universidades deben dejar de tratar el bienestar emocional como un servicio periférico y comenzar a integrarlo como parte estructural de su propuesta institucional.
El documento identifica que la vida moderna —marcada por crisis globales, incertidumbre, sobreexposición digital y presión académica— impacta de forma directa en el bienestar de estudiantes y docentes.
Este escenario exige una transformación del ecosistema universitario: no solo atender los síntomas, sino rediseñar espacios, prácticas y políticas con un enfoque preventivo e integral.
“Apoyar la salud mental en la educación no se trata solo de ofrecer servicios de consejería: requiere diseñar sistemas que prioricen la inclusión, el sentido de pertenencia y la resiliencia", señala el documento.

Las claves de un cambio estructural
La OCDE plantea que la salud mental ya no puede quedar exclusivamente en manos de los servicios psicológicos. Entre las acciones sugeridas, se destacan:
- Diseñar currículos que desarrollen resiliencia y habilidades socioemocionales, clave para que los estudiantes afronten un entorno cada vez más volátil.
- Implementar estrategias institucionales de identificación temprana y apoyo integral, involucrando a equipos académicos, áreas de bienestar y actores externos.
- Formar a los docentes como primeros respondientes capaces de detectar señales de alerta, acompañar y derivar casos con sensibilidad.
- Crear entornos inclusivos que consideren neurodiversidad, género, discapacidad y desigualdad como factores que inciden directamente en el bienestar.
- Promover un uso saludable de la tecnología, reconociendo su potencial, pero también sus efectos negativos sobre el sueño, la ansiedad y la autorregulación.
- Aprovechar con ética las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, para personalizar el acompañamiento sin perder de vista la privacidad y el vínculo humano.
Una agenda de liderazgo institucional
El informe de la OCDE sugiere que las universidades que integren el cuidado emocional en su estrategia institucional estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos actuales: desde la retención estudiantil hasta la construcción de entornos de aprendizaje sostenibles.
Lejos de tratarse de una moda o de una respuesta asistencial, el bienestar mental comienza a consolidarse como un indicador clave de calidad educativa.