En un sistema universitario donde se espera cada vez más de los estudiantes —autonomía, pensamiento crítico, capacidad investigativa—, el Bachillerato Internacional (IB, por sus siglas en inglés) se consolida como una propuesta educativa que anticipa esas demandas desde la etapa escolar.

Según datos citados por El País, está presente en 5.963 centros educativos públicos y privados de 163 países.

En un reporte del medio, Maripé Menéndez, responsable del IB para Iberoamérica, expone que este sistema "no está dirigido hacia los exámenes, sino a que los estudiantes aprendan a pensar de forma crítica y a resolver problemas complejos".

Una metodología que entrena para el mundo real

A diferencia del enfoque tradicional, el IB incluye componentes como la Teoría del Conocimiento, 150 horas de trabajo social (CAS: Creatividad, Acción y Servicio) y un trabajo de investigación.

Según el reportaje, directores de centros como el St. George en Madrid o el IES Marqués de Santillana en Cantabria coinciden en que los alumnos que egresan de este programa llegan a la universidad con mayor madurez, resiliencia y autonomía.

“El IB es la mejor preparación para la universidad que he visto”, afirma Nick Johnson, director de Secundaria del St. George. Roberto Vázquez, del IES Marqués de Santillana, añade que estos estudiantes “poseen más habilidades que el promedio en todo lo relacionado con investigación y comunicación”.

Impacto en centros públicos y mejora de la convivencia

Aunque a nivel global el 54% de los centros IB son públicos, en España solo alcanzan el 29%. A pesar de eso, los efectos en los institutos que lo adoptan son significativos. En el IES Gerardo Diego, en Madrid, la implantación del Programa de Años Intermedios (PAI) redujo en un año el número de alumnos con más de dos asignaturas suspensas en 10 puntos porcentuales, y las faltas de convivencia se redujeron a la mitad, según detalla el artículo de El País.

El Programa de Orientación Profesional (POP): del aula a la empresa

Menéndez también explica que el POP, implementado por primera vez en Finlandia y extendido ahora a España, apunta a “elevar la parte académica de la FP” y dotar a los jóvenes de competencias que les permitan pasar al mercado laboral, montar una empresa o ingresar a la universidad. En España, actualmente hay tres centros certificados para este programa.

¿Qué puede aprender la universidad del IB?

Más allá del acceso, el IB funciona como un espejo donde mirar prácticas que promueven aprendizajes duraderos, personalización real y conexión con el entorno. Como señala el artículo, el modelo no busca ser replicado por las universidades, pero sí invita a reconocer que los estudiantes llegan con nuevas expectativas: ya no basta con enseñar contenidos, sino formar personas capaces de decidir, liderar y actuar en escenarios complejos.

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