Frente a la problemática de pérdida de becas en educación superior, algunas instituciones están adoptando enfoques innovadores para brindar apoyo a los estudiantes y garantizar su permanencia en la universidad, de la mano de la tecnología.

Un ejemplo de estas prácticas se encuentra en la Universidad de Carolina del Sur (EE.UU.), que desde 2021 implementa, según un reporte de Inside Higher Ed, un programa de asesoramiento personalizado enfocado en retener a los beneficiarios de becas en riesgo de perder su ayuda financiera.

La iniciativa, llamada Scholarship Risk Intervention ha ayudado a más de 2.500 estudiantes a conservar sus becas, evitando que su desempeño académico o la falta de créditos los deje sin recursos para continuar sus estudios.

El riesgo de perder becas

Este tipo de problemática no es exclusivo de una institución. En todo Estados Unidos, la presión para cumplir con los requisitos académicos necesarios para mantener becas estatales o institucionales puede convertirse en un obstáculo significativo.

Según una encuesta de Student Voice realizada en 2024, muchos estudiantes mencionaron el desafío de equilibrar la vida académica con otras responsabilidades como la mayor fuente de estrés en su día a día. Este escenario es aún más crítico para aquellos que provienen de contextos socioeconómicos vulnerables o son los primeros en sus familias en asistir a la universidad.

Asesoramiento para estudiantes en riesgo

En el caso de la Universidad de Carolina del Sur, esta se centra en identificar a los estudiantes en riesgo antes de que sea demasiado tarde.

Cada mayo, la oficina de ayuda financiera proporciona a los asesores una lista de estudiantes con problemas de rendimiento o que no han cumplido con la carga mínima de créditos. A partir de esa información, los asesores académicos intervienen con un enfoque personalizado, contactando a los estudiantes para ofrecerles soluciones viables, como la inscripción en cursos de verano que les permitan alcanzar los requisitos necesarios.

El impacto de estas acciones se refleja en las cifras: de los más de 5,600 estudiantes identificados como en riesgo desde 2021, el 46% logró retener sus becas tras haber discutido sus opciones con un asesor. Además el 91% de aquellos que mantuvieron contacto con un asesor regresaron a la universidad en el siguiente semestre de otoño, mostrando una clara diferencia con respecto a los estudiantes que no recibieron este tipo de apoyo.

Qué aprendizajes dejan a la vista estas experiencias

El éxito de este tipo de iniciativas radica en la implementación de tecnología con propósito, a la par de una estrategia de colaboración y comunicación institucional, donde las distintas áreas de la universidad confluyen para analizar las necesidades académicas y financieras de un estudiante, estableciendo un puente efectivo entre ambas partes.

“Los asesores ahora juegan un papel activo en ayudar a los estudiantes a comprender cómo sus decisiones académicas afectan su ayuda financiera”, explica en el artículo citado Mike Dial, director asociado de asesoramiento académico de pregrado en la universidad.