En diálogo con InsightEd, Ricardo Phillips, CEO de Universidad Insurgentes, dijo que la innovación en educación superior dejó de ser una elección para convertirse en una cuestión de supervivencia institucional.

En una conversación sin eufemismos, Phillips desplegó una visión desafiante sobre el presente y el futuro de la educación superior.

“No podemos pensar que las universidades son inmunes al cambio”

Desde su rol al frente de Universidad Insurgentes, Phillips califica al presente como un momento darwiniano para la educación superior.

“Las universidades que no se adapten van a desaparecer”, sentenció. Esa necesidad de reinvención, explica, tiene razones demográficas, tecnológicas y culturales: “Estamos en un entorno donde conviven múltiples generaciones, con códigos y necesidades distintas. Lo que funcionaba hace 20 años ya no funciona hoy. Ni en la docencia, ni en la gestión, ni en la manera de comunicar”.

De expertos a mentores: el nuevo rol del docente

Uno de los pilares de la transformación está en la redefinición del rol docente como eje estructural del modelo formativo. En lugar del profesor como transmisor de información, UIN impulsa la figura del “coach académico”.

“Nuestros docentes ya no son expertos en contenido. Son coaches académicos, acompañantes del proceso formativo. Son mentores emocionales.”

“Necesitamos docentes que estén emocionalmente conectados, que guíen, que inspiren, que contengan”, señaló Phillips. El foco de la formación docente está puesto en ética, pensamiento crítico, inteligencia emocional y el uso pedagógico de la IA. “Queremos formar educadores que sean agentes de cambio en su comunidad, no solo egresados”.

IA, eficiencia operativa y reinversión humana

Phillips reconoce que la inteligencia artificial está modificando la educación superior: desde la automatización de tareas administrativas, la generación de contenidos académicos, hasta tutores virtuales que acompañan al alumno.

“Hemos logrado automatizar procesos que antes requerían muchos recursos. Pero no perdemos de vista lo más importante: el contacto humano.”

UIN utiliza GEN AI en áreas como diseño gráfico, creación de contenidos a través de copilotos y asesoría operativa. También emplea bots para atención al estudiante. Pero lo distintivo, explicó, es lo que hacen con el tiempo y recursos que ahorran:

“Reinvertimos esa eficiencia en fortalecer el vínculo humano. En capacitar mejor a los docentes, en contratar más tutores, en brindar una experiencia educativa real.”

Una universidad que aprende

Lejos de delegar la innovación a un departamento aislado, UIN impulsa un modelo donde la innovación es tarea colectiva.

“La innovación no se puede delegar. Es de todos. Empieza desde el aula, pero también desde la oficina administrativa, desde el área de cobros, desde la comunicación institucional.”

La institución funciona con comités interáreas, dinámicas horizontales y un enfoque de aprendizaje organizacional. “Queremos ser una universidad que aprende para crecer. La cultura institucional se basa en la escucha, el error como oportunidad y la mejora continua”.

UIN impulsa una estrategia de sostenibilidad educativa que trasciende lo curricular. A través del programa "ADN UIN", trabaja en cuatro ejes: género, medio ambiente, paz y ciudadanía, y emprendimiento social.

“Queremos que nuestros estudiantes sientan que estudian en una institución que mejora el mundo que habitan.”

Phillips no separa propósito institucional de posicionamiento: “Hoy los jóvenes eligen también por lo que representa esa universidad”.

UIN mantiene alianzas operativas con empresas y ONGs como Google, Coursera, uPlanner, Santander Universidades. “No son convenios simbólicos, sino acuerdos con impacto en formación, capacitación docente y programas sociales.”

“Las universidades que piensan que pueden hacerlo todo solas están condenadas al fracaso.”

Phillips traza una mirada lúcida sobre el sistema universitario en América Latina:

“Va a haber un proceso de consolidación. Las universidades chicas, sin escala, sin alianzas, sin propósito claro, van a desaparecer.”

Y concluye: “Las universidades que lideren serán las más tecnológicas, más aliadas entre sí y más humanas. Formamos personas que estén listas para cambiar el mundo. No solo para conseguir un empleo.”

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