Los últimos datos del National Assessment of Educational Progress (NAEP) en Estados Unidos muestran una tendencia preocupante para el sector educativo: los estudiantes siguen cayendo en comprensión lectora y apenas logran avances en matemáticas.

Aunque en muchos casos se ha señalado a la pandemia como responsable, el deterioro en el aprendizaje comenzó años atrás y responde a factores profundos, plantea Martin West, decano académico de la Escuela de Posgrado en Educación, integrante de NAEP y de la Junta de Educación Primaria y Secundaria de Massachusetts.

Las razones detrás del declive en el aprendizaje

West explica en diálogo con The Harvard Gazette que la caída en los niveles de lectura se remonta a 2015. Entre los factores que han afectado el rendimiento estudiantil, destacan:

  • El auge de las pantallas y redes sociales, que ha cambiado los hábitos de lectura y reducido la capacidad de concentración.
  • El debilitamiento de las políticas de evaluación escolar, que ha disminuido la importancia de los resultados en la toma de decisiones educativas.
  • El ausentismo crónico, que se disparó en los últimos años y sigue por encima de los niveles previos.

Este deterioro en habilidades fundamentales compromete el futuro académico y profesional de los estudiantes.

El impacto en la educación superior

El bajo rendimiento en lectura y matemáticas no solo afecta a las escuelas, sino que también tiene repercusiones en las universidades. En Iberoamérica, muchas instituciones ya enfrentan desafíos de retención y graduación, y si los estudiantes llegan con dificultades en competencias básicas, sus posibilidades de éxito académico disminuyen.

Algunas universidades han implementado estrategias para enfrentar este problema, como:

  • Programas de nivelación en los primeros años de estudio.
  • Uso de tecnología educativa para personalizar el aprendizaje.
  • Colaboración con el sistema escolar para detectar y atender a los estudiantes con dificultades antes de su ingreso a la universidad.

Un desafío que no puede esperar

La crisis en el aprendizaje es una realidad que ya está impactando la educación superior y el mercado laboral. Si bien la pandemia agravó algunos problemas, los datos muestran que esta tendencia negativa viene de antes y requiere respuestas urgentes. Ignorarla no es una opción.

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