La Generación Z, compuesta por jóvenes nacidos entre finales de los años 90 y principios de los 2010, enfrenta un panorama laboral muy diferente al de generaciones anteriores.
Diversos factores contribuyen a este fenómeno, desde la salud mental hasta la falta de oportunidades acordes a sus expectativas y valores.
Uno de los principales problemas que afectan a los jóvenes de la Generación Z es el deterioro de su salud mental. En los últimos años, ha habido un incremento significativo en los casos de depresión y otros trastornos en este grupo de edad.
Muchos de estos jóvenes no pueden mantenerse en un empleo debido a problemas relacionados con su salud mental, un cambio notable si se compara con generaciones anteriores, donde eran los trabajadores de mayor edad quienes solían enfrentar más problemas de desempleo por este tipo de situaciones.
El rechazo al modelo laboral tradicional: una generación en busca de equilibrio y propósito
A esto se suma una desilusión creciente con las formas tradicionales de trabajo.
Un estudio reciente indica que casi la mitad de los jóvenes trabajadores de la Generación Z siente que su empleo afecta negativamente su salud mental, y un 43% declara no tener ningún deseo de trabajar en un entorno tradicional de 9 a 5.
Este rechazo al esquema laboral convencional no es simplemente el "choque con la realidad" que otras generaciones han experimentado al salir de la universidad; más bien, refleja un deseo genuino de priorizar la vida personal y las relaciones sobre la carrera.
El mercado laboral, por su parte, no ha sido especialmente acogedor con estos nuevos profesionales. Los recién graduados se enfrentan a un entorno cada vez más competitivo y cambiante. Mientras hay más demanda de habilidades técnicas y trabajos manuales, los jóvenes que han estudiado carreras tradicionales, como marketing o seguridad pública, están encontrando serias dificultades para conseguir empleo.
La falta de oportunidades de nivel inicial también es preocupante: en 2023, solo el 61% de los empleadores afirmaron estar contratando para puestos de entrada, una cifra considerablemente inferior al 79% del año anterior.
Este contexto de inestabilidad laboral, sumado a la búsqueda de un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, ha llevado a muchos jóvenes de la Generación Z a buscar opciones de trabajo que les ofrezcan mayor flexibilidad.
Aunque este grupo de edad valora los horarios flexibles, curiosamente, no prefieren el trabajo totalmente remoto. Según estudios, solo el 14% de los jóvenes buscan empleos completamente a distancia, ya que reconocen la importancia de la interacción presencial para su desarrollo personal y profesional.
Más allá de las condiciones laborales, la Generación Z está impulsada por una fuerte alineación con sus valores. Esta es una generación que no solo busca un empleo que les permita ganarse la vida, sino también uno que les permita generar un impacto positivo en el mundo. Según diversas investigaciones, un alto porcentaje de estos jóvenes prioriza trabajar en empresas cuyos valores se alinean con los suyos, particularmente en áreas como la sostenibilidad, el uso ético de la tecnología y la diversidad. De hecho, el impacto social de una organización es uno de los principales factores que consideran al buscar empleo.
En este contexto, las empresas que buscan atraer y retener a los jóvenes de la Generación Z deben reconsiderar cómo se relacionan con estos trabajadores. Proveer apoyo para la salud mental, alinear sus objetivos con criterios ESG (factores ambientales, sociales y de gobernanza) y ofrecer oportunidades reales de desarrollo profesional son estrategias clave.
Estos jóvenes valoran el aprendizaje continuo y, según LinkedIn Learning, superan a otras generaciones en su pasión por adquirir nuevas habilidades. Las empresas que logren proporcionar un entorno de trabajo donde se sientan apoyados, comprendidos y con posibilidades de crecimiento serán las que, finalmente, logren ganarse su compromiso.
En definitiva, incorporar a la Generación Z al mundo del trabajo requiere un enfoque más holístico y sensible a sus realidades. Las empresas que comprendan estos desafíos y adapten sus prácticas laborales a las necesidades de esta generación no solo atraerán a los mejores talentos, sino que también fomentarán una cultura laboral más inclusiva y resiliente.