En un contexto donde la adopción de tecnologías en la nube se ha convertido en norma para múltiples industrias, el sector de la educación superior muestra rezagos significativos en la migración de sus sistemas de gestión estudiantil (SIS, por sus siglas en inglés).
Según un reporte reciente de Jenzabar, estos sistemas —a pesar de ser considerados críticos para la operación académica— son frecuentemente los últimos en ser modernizados.
El documento subraya que, mientras plataformas como finanzas y recursos humanos han avanzado hacia soluciones cloud, los SIS continúan operando bajo infraestructuras on-premise, motivados por percepciones de mayor control, personalización y seguridad.
Sin embargo, el informe señala que estos beneficios percibidos no siempre se traducen en ventajas reales. Los sistemas locales demandan una inversión constante en servidores, mantenimiento, personal especializado y cumplimiento normativo, lo cual representa un desafío creciente para instituciones con recursos limitados o matrículas fluctuantes.
En contraposición, los SIS en la nube ofrecen actualizaciones automáticas, escalabilidad bajo demanda y mayor eficiencia operativa, además de permitir una redistribución del talento IT hacia tareas estratégicas.
Las desventajas de no migrar a la nube
El aspecto más crítico, según Jenzabar, es que la falta de modernización tecnológica podría comprometer la capacidad de las universidades para adaptarse a nuevas regulaciones, integrar experiencias digitales para los estudiantes y responder a las exigencias del mercado laboral.
La decisión entre mantener un sistema on-premise o migrar a la nube no es solo técnica, sino estratégica. En juego están la eficiencia, la sostenibilidad financiera y la posibilidad de innovar en un sector donde las demandas digitales se aceleran.